“Ser comadrona es un don”
Petronila Pérez ha sido partera por casi 30 años, en los cuales ha atendido alrededor de 350 nacimientos. Su trabajo es considerado sagrado dentro de las comunidades indígenas del país.
Doña Petronila Pérez perdió a siete hijos durante sus embarazos. No sabía qué pasaba. Había mucha tristeza en la familia.
Comadrona Petronila Pérez. (Foto Prensa Libre: Alexander Morales / Asociación Ixmucané)
“De niña también me enfermaba mucho y estuve a punto de morir”, cuenta. “Recuerdo que mi madre me llevaba con un guía espiritual maya, quien dijo que yo había nacido en un día con mucha energía y que mi misión en la vida era ser comadrona”, agrega.
Pérez cree que no podía procrear porque no estaba ejerciendo la tarea que se le había encomendado —el ser partera—. “Hasta que empecé a atender los nacimientos en mi comunidad, las cosas cambiaron; desaparecieron mis problemas y fracasos”, explica.
De esa cuenta, desde entonces —asegura—, por fin pudo tener a sus hijos —hoy tiene nueve; el mayor tiene 29 años—.
Según la cosmogonía maya, ser comadrona es una tarea sagrada, por lo que requiere de un compromiso serio. Así lo demuestran las más de 29 mil que hay en Guatemala —según subregistros—. “Es una responsabilidad de 24 horas al día y no nos podemos echar para atrás”.
Pérez, además, es nabe’ chuchuxel, es decir, una autoridad en su pueblo —Xabaj II, San Andrés Sajcabajá, Quiché— y colaboradora de la Asociación Ixmucané, la cual, desde el 2000, trabaja por el desarrollo integral de mujeres de siete municipios quichelenses.
Para esta entrevista se contó con el apoyo de las intérpretes Lucero Baten y Fermina Castro López, pues doña Petronila Pérez habla k’iche’.
Pérez cree que no podía procrear porque no estaba ejerciendo la tarea que se le había encomendado —el ser partera—. “Hasta que empecé a atender los nacimientos en mi comunidad, las cosas cambiaron; desaparecieron mis problemas y fracasos”, explica.
De esa cuenta, desde entonces —asegura—, por fin pudo tener a sus hijos —hoy tiene nueve; el mayor tiene 29 años—.
Según la cosmogonía maya, ser comadrona es una tarea sagrada, por lo que requiere de un compromiso serio. Así lo demuestran las más de 29 mil que hay en Guatemala —según subregistros—. “Es una responsabilidad de 24 horas al día y no nos podemos echar para atrás”.
Pérez, además, es nabe’ chuchuxel, es decir, una autoridad en su pueblo —Xabaj II, San Andrés Sajcabajá, Quiché— y colaboradora de la Asociación Ixmucané, la cual, desde el 2000, trabaja por el desarrollo integral de mujeres de siete municipios quichelenses.
Para esta entrevista se contó con el apoyo de las intérpretes Lucero Baten y Fermina Castro López, pues doña Petronila Pérez habla k’iche’.