martes, 22 de diciembre de 2015

El poder sexual de la maternidad

La activista María Llopis retrata el parto y la crianza de los bebés como un acto de insurgencia en el libro 'Maternidades subversivas' 

 
El poder sexual de la maternidad 
 
"Somos seres salvajes, sexuales y brutales. Desde que nacemos. Y esa animalidad es sagrada. Nuestra sexualidad salvaje es divina. Y la maternidad es una forma de vivir nuestra sexualidad para así conectarnos con lo sagrado, con lo divino". Así empieza María Llopis (Valencia, 1975) su último libro. La activista y autora de 'El postporno era esto' (Melusina, 2010) ha sido madre. Ha gozado, ha sufrido y ha escrito un libro que continúa de esta forma: "Estamos bien jodidos en esta sociedad desde la que escribo. Tenemos tantas reglas y normas sobre lo que deben sentir nuestros cuerpos que ya no sentimos, y menos gozamos, ni de la maternidad, ni de la vida ni de nada".

Se llama 'Maternidades Subversivas' (Txalaparta, 2015). Dos palabras que, aunque juntas parezcan un oxímoron o un reclamo de tienda de ropa para bebés, se repetirán con todo su significado a lo largo de las 18 entrevistas recopiladas en él. También cuando María Llopis habla al otro lado de la cámara de su portátil desde Vancouver, Canadá. Allí vive desde hace meses con su hijo Roc y su expareja. Lo tuvo en casa acompañada de una 'doula' (asistente no oficial de parto) y ahora lo está cuidando de forma compartida con quien ya no es su compañero sentimental, en lo que apoda 'cocrianza'. Se podría decir que encajaría perfectamente en uno de los perfiles de su obra. Después de dos años con la idea de "hacer visibles una realidades que existen, pero son tabú", de establecer contactos y de recaudar dinero por medio de 'crowdfounding', le toca defender este abanico de experiencias. Entre ellas, defensoras del 'lactivismo', del parto orgásmico, de la ecosexualidad o de la crianza 'queer'.

La pregunta menos originalidad que se tercia es saber qué condiciones hay que reunir para considerar una "maternidad subversiva". "Me cuesta definir", responde Llopis, "por eso he buscado una muestra de testimonios que lo hiciera por mí. Lo que más me interesaba era pensar en la maternidad como algo que nos afecta a toda la sociedad. Y mostrar aquellas que rompían con lo anterior, con este sistema patriarcal y capitalista". Probemos con lo opuesto: ¿qué no entraría en esta categoría? "Todas pueden ser. No sé decir sí o no", continúa. "He juntado a quien desafía lo establecido desde el goce y la alegría, los que hacen política radical desde la práctica y la vivencia personal", enumera en la conclusión del libro.

La activista María Llopis (Foto: César Segarra)
La activista María Llopis (Foto: César Segarra)
Es aquí donde recogen el protagonismo las personas entrevistadas. Una muestra surgida a partir de talleres sobre 'postporno', amistades de larga duración o admiración hacia su trabajo. Veamos: con la residente en Valencia Sarri Wilde habla de partos extáticos, los que provocan un orgasmo o, al menos, se convierten en algo placentero en su conjunto. Con Ana Álvarez-Errecalde, artista argentina afincada en Barcelona, diserta sobre conjugar el propio parto con la creación artística, tal y como muestra en su serie de fotografías donde la placenta, los cordones umbilicales y la sangre son el objetivo. La cantante y activista sevillana Alicia Murillo reflexiona sobre la situación legal de las madres en un marco de sexismo capitalista. Y el 'performer' californiano Del LaGrace Volcano dialoga sobre cómo tener un hijo siendo intersexual. Por elegir entre los primeros.

"Una de las violencias más grandes que hay es imponer maternidades, imponer modos de vivir un parto", previene. "Y en el libro he querido explicar que la maternidad es algo que implica a toda la sociedad y en concreto a las mujeres, tengan o no hijos. Necesitamos fijarnos en otro tipo de sociedades y verlas con otra mirada, lejos del ojo etnógrafo blanco occidental, para aprender a disfrutarla, a gozar cada estado", suspira mientras arremete contra el "supuesto avance" de la medicina a la hora de dar a luz. "Hay una ignorancia generalizada respecto a procesos físicos en el cuerpo de una mujer", apunta.

Entre una maraña de palabras con ininteligibles prefijos como 'trans-hacker-feminismo' o 'gynepunk', María Llopis también ha querido explicar que la maternidad es un estadio sexual más. "Es ampliar el concepto sexualidad", puntualiza. No solo durante la dilatación, sino también en el embarazo y en la lactancia. "Cuando vas a tener un niño la vulva se hincha y te corres en tres segundos. Se gestan en el útero, que es lo que se mueve cuando nos excitamos, y la succión del bebé para mamar desencadena el mismo proceso hormonal que cuando lo hace un amante", sostiene. Algunas de sus conversaciones así lo confirman. En la que tiene con la socióloga Helena Torres, por ejemplo, se dice que su embarazo fue "un orgasmo permanente" y que durante el primer año no podía ni pensar en tener relaciones sexuales: "Me fustré, pero entonces me di cuenta de que no quería follar porque ya estaba follando... con el bebé ¡y era una relación monógama! Las tetas no me las podía tocar ni dios, yo ya tenía mi mejor amante".

De ahí se pasa a compartir lactancia y reivindicarla sin límite de tiempo ni de contexto, sin ser estigmatizada. De 'de-colonizar' la maternidad devolviéndole a las mujeres su creación, como se hace en algunas sociedades matriarcales donde comparten a los bebés. De la sexualidad en la infancia o del encuentro de la identidad personal ("fábrica de subjetividad", cita la activista Klau Kinki) a través de la maternidad. "Es algo tan fuerte y hay tantas personas que aportan opiniones tan relevantes que veía necesario darles voz", sopesa Llopis, que echa en falta contar con una trabajadora sexual o a padres de un hijo intersexual pero queda satisfecha con los casos expuestos.

¿Y a qué conclusión llega? "Amarnos en todas las facetas de la maternidad es una revolución feminista y un golpe al sistema. Dentro del feminismo radical hablamos del amor romántico como una de las lacras de la sociedad patriarcal en la que vivimos en tanto que perpetúa estereotipos de géneros sexistas –y es la excusa social esgrimida para los asesinatos masivos de mujeres-. A nivel personal, siento que el goce del amor que buscaba infructuosamente en las relaciones lo he encontrado en el amor a mi criatura. Ese es el amor incondicional y eterno que anhelaba. Y yo veo que el padre de mi criatura lo siente de forma similar y somos capaces de gozarlo juntos", zanja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario